Cuidado de la piel con tatuajes

Los tatuajes permiten expresarnos a través del cuerpo y están de plena moda. Pero, ojo, no es una moda pasajera que me pongo y me dejo de poner… Por eso conviene, que una vez tomada la decisión de tatuarse, además de hacerlo con un profesional que ofrezca todas las garantías higiénico-sanitarias, cuidemos conveniente el tatuaje, especialmente durante los primeros días. Por un lado, para evitar infecciones, y por otro para garantizar la correcta penetración de la tinta.

Lo primero que hay que tener en cuenta es que un tatuaje no es una herida; por tanto, no hay que desinfectarla con alcohol ni yodo, ni nada parecido. Simplemente se ha de lavar con agua fría, pero previamente, hervida y jabón de glicerina suavemente tres veces al día durante los quince primeros días. Para secar, basta con aplicar pañuelos de papel limpios (recién sacados de su paquete) sin frotar.

Después hay que aplicar una crema hidratante neutra para rehidratar la zona, que estará caliente nada más realizarse el tatuaje. Pero nunca vaselina, ya que el efecto sería como echar aceite en una sartén: ¡quemadura segura!

El uso de ropa limpia es otra garantía de higiene en la zona de contacto del tatuaje. Y muy importante: al tatuaje nunca le debe dar el sol. Eso no quiere decir que nunca más podrás desnudar tu cuerpo en la playa o la piscina, sino que tienes que aplicar siempre una protección muy alta en la zona cuando te expongas al sol.

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